Usar o no usar bloqueadores de anuncios, esa es la cuestión

por Jürg Kaufmann

Ad-blockerEl 17 de septiembre Apple lanzó iOS 9, la última actualización de su sistema operativo para los dispositivos móviles de la marca de la manzana. Una de las novedades de la plataforma es la capacidad de instalar bloqueadores de anuncios de forma sencilla en Safari, el navegador nativo de Apple. Esta nueva función puede parecer una nimiedad, pero durante estas últimas semanas ha generado mucho revuelo en la red y puede traer de cabeza a la industria editorial.

Junto con el lanzamiento de iOS 9 han aparecido nuevas apps de pago (Crystal, Purify, etc.) que prometen mejorar sustancialmente la experiencia del usuario al navegar por Safari en el iPhone o el iPad. Al prevenir que los anuncios (grandes bloques de datos) se carguen en el navegador, estos programas, además de evitar la interrupción de anuncios, suponen un importante ahorro de batería (hasta un 20%) y de descarga de datos (hasta un 50%). Todo esto se traduce en una navegación más rápida por la red móvil.

Lamentablemente, existe también la otra cara de la moneda y no se puede obviar que los anuncios pagan el contenido valioso que nos gusta consmir “gratuitamente” en la red. Se trata de un difícil compromiso entre el coste real de la producción de los contenidos y los “precios” que los consumidores están dispuestos a pagar. Los medios de comunicación colocan publicidad en el camino de nuestra atención, ya que esas interrupciones tienen su valor. Dicho de manera más clara, resulta que nuestra atención es un producto muy valioso para las marcas que se anuncian.

Este planteamiento nos coloca ante un pequeño dilema moral. Por un lado, el consumidor se siente en su derecho de usar estos bloqueadores de anuncios porque agilizan su experiencia de navegación y no es consciente o no está de acuerdo con el pacto “contenido gratis a cambio de tu atención”. Por otro lado, al usar este software el usuario accede a contenido valioso sin “pagar” por ello. Llevado a un extremo se podría argumentar que se trata de una forma de pirateo (no comparto está opinión). Lo que es indudable es que puede suponer pérdidas para los creadores de contenido (principalmente medios de comunicación y grupos editoriales).

Para entender mejor esta disyuntiva quisiera mencionar el caso reciente de la app Peace. Marco Arment, el desarrollador de la aplicación decidió retirar su producto de la App Store de Apple por convicciones morales. Su principal argumento viene a decir que, si bien su aplicación y otras similares benefician a muchas personas, también dañan fuertemente a otras, muchas de las cuales no se merecen ese golpe.

En un siguiente post intentaré hablar un poco sobre la controversia que subyace en el fondo de esta cuestión: una lucha de dinero y poder entre Apple y Google para hacerse con los ingresos publicitarios de la red móvil. Mientras tanto, es evidente que la polémica esta servida. No me cabe duda que los bloquedores de anuncios para móviles -ahora que Apple las permite de forma nativa en su sistema operativo- van a cobrar cada vez más fuerza. Sin embargo, eso no significa que sea lo más correcto. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?

MÁS EN:

http://www.wired.com/2015/09/popular-ad-blocker-pulled-ios-app-store/

http://www.businessinsider.com/ubs-says-ad-revenue-impact-of-ios-9-ad-blocking-will-only-be-1-billion-2015-9