por Jürg Kaufmann
El arranque del nuevo año me parece el momento indicado para resaltar una de las tendencias que más fuerza va a tener durante el 2016: la realidad virtual (RV). En octubre de 2015 tuve la oportunidad de visitar Havas Worldwide Spain, una agencia de publicidad que tiene sus preciosas oficinas en la Torre de Cristal, una de las cuatro torres de la Castellana. Durante esta visita, el director general del área digital me comentó que estaban estrenando un departamento de RV para ayudar a las marcas a construir contenidos inmersivos. Al ver la creación de esta nueva unidad de negocio, me di cuenta de que se está formando una “gran ola” que está a punto de impactar en nuestras vidas.
En la actualidad cuando se saca el tema de la RV, las personas tienden a pensar en los grandes lanzamientos que van a tener lugar a lo largo de este año: las Oculus Rift de Facebook, las HTC Vive o las Playstation VR. Todos estos productos son gafas de realidad virtual de última generación que solamente funcionan conectadas a un ordenador y que cuestan cientos de euros. Sin embargo, en este post me quisiera centrar brevemente en el proyecto Google Cardboard, la RV accesible para todas las personas.
Tal como su propio nombre indica, los Google Cardboard son unas gafas de realidad virtual que están fabricados básicamente de cartón y dos lentes biconvexas que se tienen que usar en conjunto con nuestro móvil. Lo que hace tan asombroso este producto, es que nuestro propio smartphone hace todo el trabajo pesado de la RV. Hace unos días me anime a comprar unas Cardboard 2.0 (la segunda generación de 2015) por Amazon para poder probarlos en primera persona. Me ha dejado asombrado que con dos lentes, un poco de cartón y el uso de mi móvil pueda experimentar una inmersión tan buena. Durante este tiempo he tenido numerosas experiencias virtuales: una visita al Palacio de Buckingham en Londres, bucear bajo el agua con tiburones, estar en la cabina de un piloto de caza o bajando los rápidos del Gran Cañon de Colorado.
El sueño de la RV no es nada nuevo, pero está vez me parece que contamos con la tecnología necesaria para hacerla más accesible a todos los estratos de la sociedad. Precísamente uno de los proyectos de Google es fomentar la RV en los colegios para que los alumnos puedan hacer expediciones virtuales -como pisar nuestra luna- que hagan volar su imaginación. Es evidente que la RV nunca podrá sustituir la vida real, pero nos permite experimentar actividades y sensaciones que quizá en nuestras circunstancias reales no podríamos hacer.
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