Tienes un e-mail

por Alfonso Vericat

El e-mail se ha convertido en nuestra principal herramienta de trabajo. Se utiliza para cerrar reuniones, para dar la opinión, para comunicar noticias, para pedir cosas… Está tan metido en nuestro día a día que, a veces, se abusa de él y se utiliza de una manera inapropiada. Cuando el e-mail conduce a conflictos o hace que la toma de decisiones se ralentice es hora de volver al diálogo y a los encuentros cara a cara.

Existen seis categorías de e-mail que se deberían evitar:

Como el que no quiere la cosa: Mails rápidos, casi sin contextualización, que tratan sobre una decisión controvertida y que el emisor espera que nadie responda.

Evitar el drama: Mails cuyo único objetivo es evitar el cara a cara.

Dejando huella: Aquellos que tratan sobre temas “sensibles” y cuyo único objetivo es dejar rastro de que se ha enviado.

Esta es mi posición: Mails muy extensos en los que el emisor quiere dejar clara su posición y no quiere réplicas ni debates.

El de conveniencia: Aquellos mails que buscan evitar el cerrar una reunión, hacer una llamada o levantarse de la silla.

De cobardes: Cuando el emisor dice a través del teclado lo que no se atreve a decir en el cara a cara.

Estas tipologías de mails pueden suponer una falta de respeto y acaban con el enriquecedor diálogo entre compañeros y miembros de equipo. Sin embrago, es importante no dar continuidad a la cadena que inician, levantar la vista del teclado y buscar el encuentro personal con la otra persona.

 

MÁS INFO: https://hbr.org/2018/01/when-an-email-exchange-turns-ugly