por Juan de los Ángeles
Bares, cafés y restaurantes han tenido siempre un alto magnetismo para la creatividad. El ambiente, la desconexión, los encuentros… convierten esos lugares en sitios idóneos para las ideas, los proyectos entre amigos, la solución de problemas –con y sin cervezas–, la escritura, la lectura o la conversación.
Además, algunos restaurantes se han convertido últimamente no sólo en sitios donde comer sino en hubs de innovación, con cocineros y chefs como referentes en el arte de re-inventarse. Basta ver cómo se cuentan a sí mismos restaurantes como el Amass, el Manfreds o el Radio, para comprobar la importancia, no solo de cocinar bien, sino de ofrecer algo nuevo cada día.
Una tendencia que crece y se alimenta a sí misma, con conexiones cada vez mayores entre cocina y creatividad: aumentan los profesionales “nómadas” que hacen de los bares su lugar de trabajo, se multiplican los cafés diseñados para estar y trabajar, abundan los platos y menús pensados para disfrutar, sorprender e inspirar, y hasta los cocineros abandonan los restaurantes para dedicarse a inventar, como ha sucedido recientemente con Christian Puglisi, el conocido chef italiano/danés que acaba de fundar la “Farm of ideas“.
Un tipo de conexiones que desde C4E queremos seguir explorando, con la teoría y con la práctica, a lo largo de 2017. Porque, si necesitas ideas, irse de bares no parece mala opción. Mientras tanto, ¡feliz año para todos!
